Una de esas películas que me ha impactado (y que ya forma parte de mi colección) es "La llave de Sarah", cuyo argumento gira alrededor de una chiquilla judía de unos once o doce años que encierra a su hermanito menor en el armario de su casa para evitar que sea apresado junto con el resto de la familia y que sea llevado a un campo de exterminio.
Definitivamente, y tal y como me comentaba mi madre quien vio la película conmigo, algo maravilloso de esta es que es de las pocas que aborda la temática del holocausto judío tomando como punto de partida un evento contemporáneo. ¿Cómo así? Bueno, lo que sucede es que la historia de Sarah nos es relatada por una periodista que empieza a vivir en el apartamento que los padres de su esposo les han heredado más de cuarenta años después de la época en que acontecieron los hechos relacionados con la vida de Sarah y su familia. El apartamento heredado es, en efecto, el apartamento en el que anteriormente vivió la niña judía y su familia.
La periodista, como parte de una investigación documental sobre la famosa redada que llevó a cabo el gobierno francés durante la Segunda Guerra Mundial (hecho durante el cual internaron a miles de judíos en el velocímetro de París para después deportarlos a campos de concentración), empieza a rastrear la historia del apartamento y de sus habitantes, descubriendo la historia de la niña judía, la lucha por rescatar a su hermano, sus padecimientos e, incluso, permitiéndole a la periodista llegar a conocer al hijo de Sarah y revelarle aspectos que desconocía sobre su valerosa madre.
Talvez este no sea un éxito hollywoodense, definitivamente no hay escena de sexo, ni desnudos, no hay romance, ni acción, tampoco es que todo sea color de rosa, pero creánme que me ha enternecido hasta el alma, refuerza mi convicción constante de que, ante todo, este mundo no debe perder su humanidad.
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