viernes, 11 de julio de 2014

Lo que se aprende en el camino de ser padre o madre...

Los padres tienen formas inusuales de hacer ciertas cosas. Mi papá es un ejemplo. Desde niña he tenido la mala suerte de que constamente me entraban a los ojos basuritas o, incluso, insectos pequeños. A veces el problema era que no lograba sacarme del ojo el cuerpo extraño, así que en esas situaciones mi papá entraba en acción con su método poco convencional de, por ejemplo, lanzar manguerazos a mi ojo.

Los padres también suelen ser poco comunes a la hora de resolver otros tipos de problemas o de realizar algunas labores domésticas: mi papá, por ejemplo, una vez que vistió a mi hermano bebé, le puso el gorrito al revés (la parte de atrás se la puso adelante). Bueno, pero mi mamá tampoco se quedó atrás en cuanto a inventiva: cuando éramos pequeños mis hermanos y yo, mi mamá a veces tenía la necesidad de salir (ella sola) con nosotros tres a la calle. En aquel tiempo nuestros edades andaba entre el año y los siete años. Para mi mamá no era nada fácil salir a la calle con nosotros, sobre todo porque en mi país, además de que siempre ha sido peligroso, en aquella época sucedieron muchos casos de bebés y niños que eran secuestrados o desaparecían cuando sus madres descuidaban su vigilancia en algún lugar público. Así que mi mamá, para siempre tener cerca a mi hermana, le amarraba en la mano el extremo de una corbata y ella (mi mamá) sujetaba el otro extremo.


Bien dicen que se aprender a ser padre y madre en el camino. Y que es en ese camino que encuentran formas creativas de cuidar a sus pequeños. He aquí unas cuantas estrategias novedosas implementadas por algunos padres:


1. A falta de bañera...¡Excelentes son las cajas plásticas!


2. ¿El niño quiere ir de campamento pero no hay dinero para llevarlo?: ¡A improvisar una tienda de campaña con sábanas y un ventilador!


3. Los padres desean con todas sus fuerzas que, cuando ellos ya no están en esta tierra, sus hijos siempre puedan contar con sus hermanos y que sean una familia unida que se ayude en todo momento. Por eso es que los padres ponen tanto en empeño en lograr que sus hijos se lleven bien:



4. ¿Quiere tomarse un refresquito pero, a la vez, tiene que mecer el columpio?: He aquí la solución.


5. Los padres, sin duda, ante una necesidad de sus hijitos, se vuelven los maestros del reciclaje creativo:



6. A los padres, sin duda, no se les escapan los detalles

7. Los padres suelen ser obsesivos con todo lo que implique estar limpio ("no te comas lo que ya cayó al suelo", "lávate las manos", "no te comas los mocos", "no te tires al suelo") y los niños, a su vez, son fanáticos de la suciedad (se llenan de piojos, se comen los mocos, quieren comer algo que ya cayó al suelo,se embarran de comida o de tierra, les gusta jugar en el suelo...). Así que los padres, en su perenne campaña de limpieza, hacen todo lo posible por "mercadear" la limpieza y pulcritud como una necesidad "cool":

8. El gran temor de todo padre: que un día vaya al colegio y ya no encuentre a su niño. O que este desaparezca en un centro comercial. O que se pierde entre una gran multitud. Mi papá, previendo estas situaciones, a todos mis hermanos y a mí nos compró medallas de metal como las de los soldados norteamericanos y en ellas hizo grabar nuestros nombres y otros datos importantes.

9. Los adultos, como seres crecidos y que nos valemos por nosotros mismos, no tenemos las múltiples necesidades y dificultades que tienen los niños. Por ejemplo, los niños no suelen alcanzar los artículos que se encuentran en estantes altos, hay sillas que no se adaptan a sus pequeños cuerpos o, incluso, requieren de artículos (como tijeras, lápices, etc.) que se adapten a sus manitas. He aquí la solución que un adulto encontró para un problema muy propio de los niños: proteger los ojos de la irritación provocada por el shampoo.


10. ¿No es posible llevar al niño a comprar sus zapatos? He aquí la solución ampliamente utilizada por muchos padres:

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