viernes, 20 de junio de 2014

The cookie button

¿Qué nos motiva a hacer un blog? En mi caso, en primer lugar, quería aprender a usar blogger. Por diversión, y también porque creí que era una habilidad que me podía ser de provecho. Pero esa no fue la razón primordial. Sobre todo, quería tener un espacio para compartir y escribir sobre temas de los que, probablemente, no podría hablar con las personas cercanas a mí. Desde la época en que empecé este blog, también había empezado a visitar  decenas de blogs que me impactaban, que me inspiraban y que me hicieron entrar en contacto con el mundo del diseño, del color, de la bellez. No soy diseñadora, pero desde momento, me enamoré de los colores, de las formas preciosas, del diseño bien hecho. Me enamoré de las casas llenas de luz, de las prendas de vestir inusuales, de los estilismos arriesgados. Me encantó ese mundo, y quise compartirlo con quienes pudieran leerme, porque pensé que, quizás, podría hacer que otras personas fueran igual de felices. Quise empezar mi blog, también, porque tenía la imperante necesidad de escribir. Soy maestra de Redacción pero, paradójicamente, a poca gente le importa lo que escribo, sino más bien, la forma en que enseñe a otros a redactar correctamente. Sentía, pues, que tenía mucho qué decir, tenía mucho guardado dentro de mí. Fue por eso que en el pasado escribí múltiples entradas que trataban sobre distintos temas: desde los looks más fashionistas de la última semana de la moda, hasta los libros que me apasionan y las fotografìas ganadoras del premio Pulitzer. Aunque no fui constante, hubo episodios en que fui atacada por una verdadera verborrea, que produjo algunas confesiones que no tenía planeadas, y hasta un reclamo público por los platos sucios que yo terminaba lavando.

Puedo decir de que he crecido junto a este blog. A mucha gente podrá parecerle que esta es una pérdida de tiempo. Que quien tiene un blog no gana nada. Que ofrenda su tiempo, capacidad y energía en aras de una misión vacía, hueca, improductiva. Yo puedo decir que, por lo menos a mí, me ha enriquecido. Y me ha dado un espacio para conversar con muchas personas a las que no conozco y, de paso, conversar conmigo misma, de tú a tú y francamente.

Este blog ha estado desatendido últimamente. Pero ya no más. He vuelto a recordar y recobrar la pasión de antaño, he vuelto a recordar lo feliz que me sentía cada vez que terminaba una entrada. He vuelto a recordar, y al hacerlo, he vuelto a vivir esos momentos y, con ello, he decidido que quiero vivirlos por más tiempo. Así que este blog sigue y seguirá vigente por mucho, mucho tiempo.

Esta mega, híper, larga reflexión surgió porque  quiero presentarles un blog que desde que lo visité por primera vez me encantó. Se titula The Cookie Button . Para escribir esta entrada me puse a buscar al blog en cuestión, y, ¿adivinen qué?: ¡Ya no existe! Cuando me di cuenta de eso pensé que era una verdadera lástima, porque era un blog tan bonito, tan bien escrito, tan lleno de detalles...Me pregunté, en ese momento, por qué su autora lo eliminó.

Aprovecho esta entrada para compartir con ustedes algunas imágenes de este blog donde abundaban las manualidades, los diseños bonitos y, sobre todo, las cosas kawaii. Espero que la autora de este blog no lo haya eliminado porque pensara que era una tarea inútil, improductiva, sobre todo porque, aunque ella no lo sepa, hubo una persona que disfrutó muchísimo de sus aficiones y gustos, de su pasión por la belleza...hubo alguien que leyó su blog, y sin duda hubo muchos más, que todavía recordamos con cariño a The Cookie Button:





























































































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