viernes, 12 de noviembre de 2010

Lo que significa un nombre o un sobrenombre...



"Conejito", Tuty, Mando (proveniente de "Armando"), Karlita, "Bodoquito con Patas" (así le llamaba una compañera de instituto a su hermana menor), el "Chiqui" (así le llamabamos al chico más bajo del noveno grado), la "Mafalda" (en alusión a la caricatura), la "Madre Cerebro" (obviamente, éste era el apodo de la "nerd"), la "Chocovitos" (ése fue el apodo de mi maestro de Literatura en bachillerato), la "Huesitos", la "Mounstri" (ése es el apodo de mi conejo que destruye zapatos, cables telefónicos y libros), la "Cenicienta"...

Dulces, crueles, humorísticos y cínicos...para aquellos que queremos y que nos quieren,los nombres de las partidas de nacimiento se esfuman y surgen los diminutivos y aquellos dulces nombres que tatúan nuestro corazón y se convierten en el nombre más amado porque es pronunciado por labios que cuando repican son llamada a nuestra propia alma.

Claro, que también existen los apodos denigrantes, los que hieren, los que hacen enfásis en las libritas de más, en los orejas excesivamente grandes (recuerdo que en la escuela había una niña a la que llamaban "Dumbo" por sus orejas que sobresalían de entre su cabello), en la cualidad que para nuestra rídicula sociedad en realidad es un defecto.



Ante tal perspectiva siempre tenemos la posibilidad de refugiarnos en la mansedumbre de nuestro propio nombre o sobrenombre cariñoso dicho por los labios y corazones de quienes nos aman. No hay nombre ni sobrenombre feo o pasado de moda. Pronunciado en boca de los que lo dicen con amor, surge con vida nueva.

Eso me recuerda que hace poco un compañero de estudios nos contó que jamás le había gustado su segundo nombre. Es más: raras veces lo utilizaba. Sin embargo, su primera novia de la adolescencia, por extrañas coincidencias de la vida, jamás lo llamó por su nombre preferido, sino por el que detestaba.

Entonces el denigrado nombre cobró otro color, otra forma, otro sentido y desde que el nombre y la persona fueron inseparablemente amados por la misma persona, mi compañero de estudios gusta de su segundo nombre, porque hace muchos años su novia lo convirtió en música para sus oídos.



1 comentario:

Alma dijo...

Recuerdo esa conversación sobre los nombres!!! jajajaja muy interesante la verdad; sabe que es lo que se quedó dando vueltas en mi cabeza todo ese dia??? pensaba "siempre se aprende algo nuevo", cada persona es como un cofre con muchas cosas interesantes dentro; ese dia me gustó compartir esos detalles tan graciosos como "los nombres"

Mi saludo y respeto de siempre.

Almita.- (Mi pequeño nombre)