sábado, 2 de agosto de 2014

¿Alguna vez te has sentido diferente?

Ayer fue mi primer día de vacaciones. Tenía semanas de no ver tranquilamente una película, ni de tirarme en la cama sin sentir la necesidad de saltar de la cama e ir corriendo a hacer algo urgente que no es para mañana, sino que era para ayer. Así que ayer, por fin, hice algunas cosillas que me encanta hacer: arreglé un poco de mi desorden habitual (tiendo a ser de esas personas que no salen del círculo vicioso: arreglar-desordenar-volver a arreglar-volver a desordenar); me exfolié el cuerpo (con un delicioso exfoliante con olor a limón), así como el rostro; me pinté las uñas; me humecté los pies (tenía por allí, guardada, una crema que ahora que la he probado me parece maravillosa); empecé un proyecto handmade y vi dos películas. Sí, todo eso lo hice en una tarde (el truco para hacer tantas cosas: píntate las uñas, exfolíate el rostro y ordena tu cuarto mientras ves las películas en tu ordenador).

Tiendo a ver muchas películas extranjeras. De esas que son híper-lentas; con temáticas que, para entenderlas muy bien, hay que tomar en cuenta el contexto cultural de la historia; películas que tienen una fotografía impresionante...películas que, la verdad, requieren pensar mucho, mucho, mucho. Pero ayer, la verdad, quería descansar, así que vi dos películas hiper-hollywoodense: la primera fue "Carrie" y, la segunda, "X-Men, la primera generación".
 
¿Qué puedo decir de "Carrie"? Que la empecé a ver estando un tanto prejuiciada, porque la verdad es que creía que era una película sin mucho valor artístico. Sin embargo, al verla me enganchó con su argumento de una chica, hija de una mujer obsesionada con la religión, que es víctima de bullying en su escuela y que, además, tiene poderes paranormales.
 
Si bien es cierto, la película no da miedo (es más, en mi caso, ni siquiera asocio la historia con el estilo un tanto depravado y decadente de Stephen King) y más parece la típica película adolescente que se convierte en el exitazo del verano, encanta por su argumento ágil que rápidamente nos conduce a lo que es un final cargado de venganza y destrucción.
 
El argumento de "Carrie" es sencillo, hasta simplista; las actuaciones son buenas, pero no extraordinarias y los demás aspectos (como la fotografía, la iluminación, etc.) no son algo fuera de este mundo, sin embargo, a mí me encantó porque cualquiera que alguna vez en su vida se haya sentido friki, raro o diferente, puede identificarse con la protagonista.
 
Después de ver "Carrie" me quedé con ganas de seguir viendo más películas, así que vi "X-Men. First Class".
 
 
En esta película, el profesor Xavier es un joven rico que acepta trabajar con la CIA para reclutar a otros mutantes que puedan ayudar al Gobierno de Estados Unidos en importantes misiones. Magneto también entra en escena como un joven sobreviviente del holocausto nazi, con muchísimos deseos de venganza, que está "cazando" al nazi (quien también es mutante) que experimentó con él durante su confinamiento en un campo de concentración.
 
Estas dos películas me han hecho pensar en algo: no es fácil ser raro o diferente. Solo quien alguna vez se ha sentido así sabe cómo es eso. Yo lo sé, y siempre lo he sabido. Hasta adolescente fui parte de una religión que, debido a sus preceptos, me aislaba de lo que la mayoría de las personas hacen. Además, siempre fui una ávida lectora, y debo admitir que mis pensamientos e ideas no siempre han sido muy convencionales. Así que entiendo lo que es ser un bicho raro. Sé que hay momentos en que te puedes sentir muy solo y que puedes llegar a creer que eres un verdadero mutante, un mutante que no sabe si en el mundo (o por lo menos en su entorno) hay iguales a ti.
 

Ser diferente quiere coraje. Coraje para recordar y aferrarte a quien realmente eres, aunque los que están alrededor no lo entiendan. Coraje para unirte a otros como tú. Coraje para decirle al mundo que tienes derecho a ser, a estar, a manifestar quién eres.

Ser "mutante" no es fácil. ¿Cuántos de ustedes se sienten así? Si ese es el caso, recuerden que no están solos.

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