No soy fashionista. No boto mi ropa cuando la temporada cambia. Los pantalones, camisas, blusas y zapatos me duran años. Escojo los colores equivocados, no estoy anoréxica y más que un gusto moderado por la comida, lo mío es gula.
No tengo estatura de reina de belleza y no quiero serlo, no es mi intención pasar llorando por la vida como Catalina (¿así se llama, verdad? ya no recuerdo) de "Sin tetas no hay paraíso" y no estoy de acuerdo en invertir gran cantidad de horas al día en cuidar a cada instante cada mílimitro de mi imagen, custodiar rigurosamente que ni un cabello se alborote (es que a veces, en verdad, el cabello toma vida propia), en mantener los zapatitos como salidos de la tienda y el maquillaje como si hubiese nacido con él (o me lo hubiera tatuado).
No tengo estatura de reina de belleza y no quiero serlo, no es mi intención pasar llorando por la vida como Catalina (¿así se llama, verdad? ya no recuerdo) de "Sin tetas no hay paraíso" y no estoy de acuerdo en invertir gran cantidad de horas al día en cuidar a cada instante cada mílimitro de mi imagen, custodiar rigurosamente que ni un cabello se alborote (es que a veces, en verdad, el cabello toma vida propia), en mantener los zapatitos como salidos de la tienda y el maquillaje como si hubiese nacido con él (o me lo hubiera tatuado).
No me interesa eso. Pero sí me gustan, aunque parezca contradictorio, la ropa bonita y que me haga sentir bien; el maquillaje discreto, pero que ayuda a verte mejor y más expresiva; los accesorios étnicos, raros, grandes y vistosos; los zapatos bonitos, sean de piso, deportivos o de tacón...en fin, me gusta lo estético, pero estoy consciente que lo bonito no nos debe esclavizar, porque hay cosas mucho más importante.
Bueno pero, ¿A qué viene esta larga reflexión feminista engendrada por una hija del siglo XX? Estas cavilaciones las originó las fotografías que encontré en Internet sobre unas ediciones recientes de la revista ELLE en la que se presentan a mujeres famosas del mundo del espectáculo que, además, son célebres por su reconocida belleza.
Claro que las portadas de las revistas están repletas de esas modelos y semidiosas infartantes que hacen que hasta el más débil de nuestros gusanillos originadores de envidia suelten un poco de bilis, sin embargo, lo grandioso de este tiraje de ELLE es que nos muestra a las semidiosas de siempre, pero sin maquillaje, con ropa parecida a la que todas las mujeres utilizamos para dormir y estar en casa, y ausentes de accesorios y de ropa que engalane todavía más su belleza.
¿Quieren echarle una ojeada a estas portadas? Aquí las tienen...
La famosa Sara Carbonero, la sexy novia de Iker Casillas y presentadora deportiva (claro que para decir los deportes siempre hay que buscarlas muy, muy bonitas), sin una gota de maquillaje.
Paz Vega, madre de tres niños, que a pesar de no usar maquillaje en esta fotografía, sigue viéndose muy guapa.
Lo siento, pero a esta chica no lo conozco. Si saben quién es y a qué se dedica, por favor pásenme la información
La famosísima Eva Herzigova, tampoco tiene miedo a mostrarse tal cual es.
Y para terminar, no podía faltar Elsa Pataky.
Definitivamente, me encanta este enfoque de la revista ELLE y su intención de mostrar a "doce mujeres sobrenaturales, sin maquillaje, sin retoques, sin miedo".
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