Encuentro una tira de Charlie Brown de hace cuatro décadas (Lo mejor de Carlitos y Snoopy, DeBolsillo) en la que Snoopy, sentado en el tejado de su caseta perruna está leyendo en un libro la palabra “príncipe”; aparece la malcontenta Lucy, enfadada como siempre, y le espeta: “¿Estás leyendo Guerra y Paz y solo lees una palabra al día? ¡Siempre supe que estabas chalado!”; Snoopy se da la vuelta para no verla y piensa: “¿A qué tanto escándalo? Ya voy por la tercera palabra…”; y termina, ya como único protagonista, con una reflexión: “Voy más deprisa de lo que pensaba”.
La tira podría ilustrar perfectamente esa patética categoría de lectores “ocasionales” de libros (aquellos que los leen “alguna vez al trimestre” en su tiempo libre) que la encuesta de hábitos de lectura publicada por la Federación de Gremios de Editores se empeña en introducir cada año con la probable intención de que las cifras totales de lectores engorden un poco y nos quedemos todos encantados de habernos conocido.
A ese ritmo, Snoopy, que de ser español pertenecería a ese 12,8% de lectores ocasionales (frente al 45,1% de “frecuentes” que leen libros “al menos mensualmente”), tardaría varias vidas de perro en llegar a la última página del novelón de Tolstói, pero eso no parece importarles a los muñidores de la investigación(...)
Irreverente, divertido y sarcástico. Así es el artículo "Leer, remedio para el estreñimiento", publicado por el diario "El País" y con cuya introducción he iniciado esta entrada.. Para leer el artículo completo, da click sobre el título mencionado anteriormente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario