Me encantan los performances improvisados (la verdad no sé si así se les pueda llamar) en centros comerciales, paradas de autobuses y otros lugares públicos.
Milimetricamente planeados para parecer espontáneos, estos maravillosos musicales agregan color y vida a la ajetreada vida citadina. Acá les presento uno de ellos, obtenido del blog "Color me Katie":
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