¡¡George Clooney!!
(Se nota que la sonrisa picarona nunca la perdió, a pesar del paso de los años)
Clooney no se conformaba con que un perrito, un gato, un perico o un conejo acompañara su vida. No. Max, su cerdo doméstico, sin duda rompió todos los cánones de lo convencional. Y lo más sorprendente, es que Max no era una mascota-accesorio para el actor, a diferencia de las mascotas de otros famosos (mencionemos a Paris Hilton, quien en el pasado ha comprado animales exóticos para pasearse con ellos en las alfombras rojas, o Justin Bieber, quien compró a un monito al que dejó abandonado en un aeropuerto debido a que no realizó los trámites debidos para viajar con él).
Max era parte de la familia de Clooney. De hecho, él peleó por su custodia cuando se divorció de su primera y única esposa; no era raro que durmieran juntos e, incluso, lo llevó consigo a varios compromisos profesionales y sesiones de fotografías. Max, por su parte, retribuyó el afecto de su compañero humano: salvó la vida de Clooney al alertarlo en una ocasión en que su casa se incendió, además de que le acompañó por más de quince años.
Si Clooney ya es famoso y admirado por sus excelentes actuaciones, su carisma y sentido del humor, sin duda gana puntos extra por su amor a Max. Y es que, ¿quién puede resistirse a un auténtico pet lover que adora a los cerdos?
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