Hace unas pocas semanas, en mi país concluyó la temporada teatral de la obra "O'yarkandal" basada en la obra homónima de Salarrué, uno de los escritores más conocidos de este pequeño territorio. La trama de esta obra roza lo metafísico, onírico y fantástico: trata sobre tres historias que tratan sobre la búsqueda del amor, desarrollada esta búsqueda en un mundo mágico, exótico y ficticio. Reyes y palacios, danzantes y reinas sin territorio que gobernar, videntes y seres mágicos...esos son los protagonistas que pueblan estas historias que tan bien fueron puestas en escena y que, además de contar con un guión exquisito, contaron con excelente escenografía y un vestuario futurista y, he aquí la gran apuesta e innovación, con guiños a la estética
steampunk.
Afiche de las presentaciones de O' yarkandal
Escena de O´yarkandal
Para mí fue una grata sorpresa llegar al teatro y oír (antes de que iniciara la función) de que todo el vestuario de los actores era de estilo
steampunk. Y es que me encanta este estilo porque, ¿qué pueda ser más interesante que un estilo que une la pasión por los viajes fantásticos de, por ejemplo, Julio Verne, con la pasión industrial por las máquinas y los polizones y corsés victorianos? Es un estilo anclado en los siglos pasados, pero tan futurista como podrían imaginárselo los escritores de ciencia ficción de la época, tal y como lo demuestran las siguientes imágenes:
Steampunk: la mezcla de lo futurista y lo vintage. ¿verdad que suena guay, padre, chivo, interesante y cualquier otro sinónimo que defina a aquello capaz de hacernos exclamar de admiración?