Para quienes oímos, hay muchas cosas que damos por hecho. Por ejemplo, damos por hecho el sonido de nuestra voz y de nuestros seres queridos. Para quienes no tienen nervios auditivos y reciben un implante auditivo, la voz de sus seres queridos y de ellos mismos, es el regalo más bello que pudieran recibir, tal y como lo demuestran los siguientes videos en los que se documenta la reacción de bebés, niños, adolescentes y adultos que escuchan por primera vez el sonido de su voz o de sus padres:
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