No todo lo que se ve bonito es, en realidad, bonito. Admítamoslo: Nos encanta la sofisticación, lo que tiene un aire chic, lo que está de moda, lo que luce bien. Lastimosamente, como todo en la vida, cada prenda costosa, cada camiseta y cada par de zapatos tienen una historia tras de sí, una historia que no necesariamente es tan glamurosa.
Mano de obra barata reducida a condiciones de esclavitud moderna, artesanos súper cualificados que reciben poquísima paga por confeccionar prendas de alta costura que se venderán en miles de dólares, explotación laboral...no es que sea una regla inmutable, pero muchos de los artículos de diseño que todo mundo quisiera comprar (y por los que estarían dispuestos a pagar sumas exorbitantes) tienen tras de sí un orígen, una "historia negra" que posee las características antes mencionadas.
Una de las grandes marcas (bastante popular, por cierto) es Zara y el resto de marcas que pertenecen al conglomerado Inditex. En este sentido, aprovecho este día para invitarlos a leer el artículo "Las mujeres de Amancio Ortega" (publicado por uno de los blogs albergados en el sitio web del periódico "El País"), artículo en el que se reseña la esclavitud moderna a la que han sido sometidas miles de mujeres de áreas rurales en España que durante años han cosido las piezas que se venden en las famosas tiendas Zara.
Es este un artículo escrito en primera persona por una testigo presencial de los hechos antes mencionados, una mujer que asevera:
Yo soy hija, nieta y sobrina de mujeres que cosieron durante los inicios de Zara. Mujeres que trabajaron desde sus pequeñas aldeas día y noche con máquinas de coser rudimentarias intentando levantar lo que se ha convertido en un imperio. Amancio Ortega dio trabajo y dinero a muchas modistas gallegas. Pero, ¿a qué precio?
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